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Cambios en el sector defensa, ¿cómo superar resistencias?

Publicado: 2011-02-10

Nuestras FFAA experimentarán cambios dramáticos en su estructura organizacional, en sus planes de carrera, en sus planes de capacitación y fundamentalmente en su doctrina de aplicación. Cuando se mira retrospectivamente cuántos períodos de cambio tuvieron nuestras instituciones durante los últimos 100 años, podremos apreciar a grandes rasgos que hemos sido influenciados por misiones extranjeras en diferentes épocas, desde la herencia española hasta la influencia rusa, pasando por franceses, alemanes, estadounidenses e israelíes, para sólo mencionar a los principales.

Los períodos de cambio nunca han sido fáciles pues no dependieron exclusivamente de los integrantes de las FFAA, sino de infinidad de factores, desde el político hasta el económico. Quiénes toman decisiones sobre los cambios a realizar, asumen los riesgos y responsabilidades que ello conlleva. Deben conocer por qué, cuándo, cómo y hasta qué cambiar. Nuestra historia lamentablemente está llena de ejemplos de cambios realizados, derivados de problemas coyunturales, influencias extracastrenses y corruptelas en procesos de adquisiciones que afectaron negativamente las estructuras organizacionales, ocasionando fracasos en combates, en campañas y hasta en guerras.

Rara vez los cambios se han sucedido de manera progresiva y controlada, como una política deliberada de defensa. Y esto no fue así, porque nunca hemos tenido una Política de Seguridad y de  Defensa Nacional aceptada públicamente, donde se involucren no sólo las FFAA, sino toda la sociedad peruana. A pesar de ello, nuestra FFAA, con todas las dificultades que han tenido, estuvieron siempre listas para desplegarse, para luchar y sostener operaciones en el frente externo y en el interno. Pero en este Siglo XXI, el ritmo evolutivo de las tácticas, técnicas, procedimientos, métodos, doctrinas, armas y organizaciones; así como la complejidad derivada de la tecnología de la información, han aumentado. Se exigirá a los profesionales militares un mayor esfuerzo intelectual y nuevas actitudes para adecuarse rápidamente a ese ritmo.

Al comprimirse el período de tiempo entre los cambios, los riesgos se hacen mayores en los procesos de toma de decisiones, en la preparación de las FFAA, y en la inversión de equipo bélico apropiado a nuestras posibilidades económicas, entre otros muchos factores. Aunque deberá haber un continuo énfasis en la tecnología, deberemos tener siempre presente que la superioridad tecnológica por sí sola raras veces ha sido un factor decisivo. Pero lo que sí lo ha sido, es contar con gente de excelencia en conocimiento y destreza de empleo y aplicación de la doctrina y ciencia de la guerra para tener éxito en combate, así como superioridad en la práctica del arte de la guerra al momento de conducir operaciones. En muchas ocasiones los cambios responderán a nuevas oportunidades tecnológicas, nuevas amenazas, nuevos roles y misiones y otro cúmulo de estímulos que afectarán directamente al personal militar, no pocas veces de manera dramática.

Todo cambio deberá ser un proceso que requerirá de líderes estratégicos sólidamente capacitados en la filosofía y teoría que lo sustenta. La profesión militar debe operar desde un umbral más amplio de comprensión teórica y práctica de la guerra, tanto operativa como administrativamente. El cambio a realizar, debe ser compartido con una gran mayoría de los integrantes del activo. Deberá exponerse, discutirse y concordarse, a fin de obtener un compromiso e involucramiento en el proceso.

Heráclito, el filósofo griego, dijo: “nada perdura sino el cambio”. Más adelante Alvin Toffler, en el “Shock del Futuro”, dijo que el cambio es una afección societaria que se acelera rápidamente, haciendo que el futuro se sienta que llega más rápido que antes. Todas las FFAA del mundo, han sentido cómo los cambios acelerados en las telecomunicaciones y la tecnología de la información han afectado las formas de enfrentar las crisis, los conflictos, las guerras y las luchas en general. Cualquier iniciativa para establecer estudios de temas generales y duraderos para determinar bases teóricas y doctrinarias a través de  la historia, será difícil debido al cambio, ya que los patrones son difíciles de establecer, precisamente por la evolución constante de los parámetros o factores de evaluación, en que se sustenta lo castrense.

A pesar de lo evidente de cómo los cambios afectan a los militares, la formación pragmática y habilidad para resolver problemas coyunturales (derivado de búsqueda de líderes para conducir operaciones), improvisar soluciones, desarrollar métodos de experimentación racional y rendir culto a tradiciones ancestrales; la resistencia a los mismos, normalmente es fuerte entre los profesionales de las armas.

Hoy en día, el sólo pragmatismo ya no es en sí suficiente para aspirar a ser FFAA modernas. Se tendrá que lidiar con la continua aceleración de los cambios en las misiones, en la tecnología, en el medio ambiente y en la doctrina entre los principales agentes del cambio en nuestras instituciones. Los integrantes de las FFAA han estado dejando de lado la teoría y la reflexión, porque siendo personas orientadas a la acción, tienen poco tiempo para ellas. Tienen la tendencia a conservar lo que supuestamente viene funcionando bien o simplemente cambiar o desechar todo lo anterior, porque no funcionó bien o de acuerdo a lo esperado.

Las creencias de que para cumplir una tarea o misión sólo se requiere de “uno por ciento de inspiración y 99 por ciento de transpiración” ó “sólo dígame que debo hacer”, ya no servirán más en situaciones de crisis en este siglo. Nuestras FFAA de hoy reclaman de gente con capacidad de cultivar las habilidades intelectuales y del pensamiento creativo para entender y lidiar con la naturaleza dinámica del cambio, gente que con el tiempo aprenda a desarrollar lo que desea crear, tratando con niveles más altos de complejidad tanto en sentido pragmático como teórico.

En un ambiente donde los presupuestos para defensa no se incrementan, donde las amenazas a nuestra nación van cambiando de forma, métodos o procedimientos, donde el accionar conjunto es un imperativo y donde los sistemas de comando, control, comunicaciones, inteligencia e informática están integrándose dentro del concepto de la tecnología de la información; necesitamos de profesionales de las armas capaces de lograr y hacer más con menos recursos y ahí está el reto y también la oportunidad.

Requeriremos de líderes de todas las jerarquías y grados, más competentes en todos los aspectos del planeamiento, del entrenamiento, de la educación, del desarrollo profesional militar, del apoyo logístico y por supuesto en la conducción del combate. Esta competencia estará dada con gente de pensamiento creativo o inventivo, que proporcione un proceso de discernimiento multidimensional para tratar con las futuras situaciones de cambio, que los procesos de pensamiento lineal y secuencial no pueden manejar con efectividad.

Hoy más que nunca requerimos de gente con pensamiento creativo, para hacer de nuestras FFAA organizaciones flexibles. Los presupuestos se reducen, en términos reales, año a año y se exige  constantemente rendiciones de cuenta y resultados. El pensamiento creativo podría proporcionar medios más eficaces y efectivos de usar mejor los soles de los impuestos de los ciudadanos, sin arriesgar la capacidad de defensa. El pensamiento creativo no es un concepto nuevo, la empresa privada se ha visto obligada a aplicarlo como resultado de la competencia y globalización. Sin embargo, el Estado en su conjunto, no ha hecho el suficiente esfuerzo para cultivar el pensamiento creativo ya sea porque lo percibe como  inaplicable o porque responde a la naturaleza de resistencia al cambio. Es necesario adaptarse a los cambios y debemos comenzar hoy, comencemos con el cambio cultural, luego el tecnológico o hagámoslo simultáneamente, pero comencemos ya.


Escrito por


Publicado en

Andrés Acosta

General del Ejército Peruano en retiro