Por: Alejo Vargas Velásquez*, Medellín, 9/3/11, El Colombiano

Este año en lo político estará marcado por la dinámica electoral y en la medida en que se acercan las fechas de las elecciones regionales y locales veremos un aumento de pugnacidades y enfrentamientos, pero también de búsqueda de coaliciones, alianzas y candidatos.

En principio la controversia más sonada se ha presentado alrededor de la candidatura del Partido Verde a la Alcaldía de Bogotá, en la medida en que el candidato Enrique Peñalosa ha 'coqueteado' desde el inicio el apoyo del expresidente Uribe y su Partido de la U, cosa que al parecer no ha sido del agrado de un sector del Partido Verde, liderado por el exalcalde Antanas Mockus. Una vez se dan unos indicios de parte del expresidente de estar dispuesto a apoyar esta candidatura, se inicia una especie de rifirrafe al interior de los verdes y al parecer también en algunos sectores del Partido de la U, esto sin considerar que para el caso de Bogotá un apoyo del expresidente Uribe no es necesariamente signo de triunfo -en las dos últimas elecciones de alcaldes de la capital los candidatos apoyados por Uribe, siendo Presidente de la República, perdieron-.

Lo que refleja este episodio, son las tensiones que tendremos a lo largo del año, no sólo para escoger los candidatos de los partidos, estructurar coaliciones o alianzas, sino agravado esto por la débil cohesión de los partidos políticos y su frágil institucionalidad. Porque efectivamente la mayoría de partidos, con la excepción de los dos históricos, el Liberal y el Conservador, son de muy reciente creación y por consiguiente no tienen una cohesión ideológica o programática y en algunos casos débiles estructuras de organización y dirección. Es previsible que a mediano plazo estos partidos se vayan decantando y fortaleciendo y en esa medida contando con una mayor solidez institucional. Pero no hay duda de que hacer coaliciones, sin acuerdos programáticos sólidos, solo con el interés de un eventual triunfo electoral, no parece ser una buena estrategia para fortalecer los partidos políticos y, al respecto, todo indica que a la denominada 'ola verde' en la pasada campaña presidencial la motivó fue justamente una posición contraria a la del expresidente Uribe y su candidato en ese momento, y nada indica que las cosas se hayan modificado.

En teoría se podría señalar que lo deseable, una vez se haya escogido el candidato de un partido político a través de sus procedimientos internos, se defina si es el partido o el candidato quien está autorizado para construir alianzas o coaliciones, que no necesariamente deben ser de largo plazo, pueden ser solamente para un programa de gobierno de una alcaldía o una gobernación. Pero como esto no parece haber sido el procedimiento utilizado, porque, retomando el caso de la candidatura Peñalosa, hubo voces discordantes del candidato, de codirectores nacionales del Partido Verde y de su bancada parlamentaria, y del otro lado, igualmente no fue la institucionalidad del Partido de la U quien se pronunció, sino el expresidente a través de su twitter, se generó la controversia, que al parecer ha dejado mal sabor en sectores de cada uno de los dos partidos involucrados.

Sin duda las elecciones regionales y locales estarán marcadas por múltiples y diversas coaliciones, pero lo esperable sería que hubiera mínimas afinidades -ideológicas o programáticas- entre las fuerzas políticas que confluyen alrededor de un candidato, porque un comportamiento diferente puede enviar un mensaje equívoco a los votantes y estos pueden terminar desplazándose hacia otras opciones políticas con mayor coherencia.

Y a propósito, ¿no serían las elecciones regionales y locales una buena oportunidad para explorar nuevas opciones políticas, nuevos candidatos que expresen renovación y cambio y no seguir prisioneros de candidatos que se envejecen aspirando o cambiando de una aspiración a otra?

* Profesor Universidad Nacional